La proctología se ocupa de las enfermedades del recto y la región anal. En general se trata de patologías que afectan a la calidad de vida del paciente pero que son relegadas por no ser consideradas graves, en términos coloquiales “se sufren en silencio”. Fístulas, fisuras y hemorroides, abscesos, condilomas, prurito anal, proctalgia fugaz, síndrome del elevador, etc. son enfermedades frecuentes que tienen un tratamiento y una solución efectiva. Todas nuestras técnicas son modernas, efectivas, sencillas y prácticamente indoloras, no necesitando ni ingreso, ni baja laboral.
Es conveniente que desde que expulse un poco de sangre o note alguna molestia en la región acuda a control por el proctólogo. En general la patología de la zona anal es benigna y de fácil tratamiento, mediante un control se pueden descartar procesos más graves.
Ante la posibilidad de un embarazo, es aconsejable hacer una visita al proctólogo para valorar las posibles hemorroides y poder tratarlas de forma ambulatoria en los primeros meses del embarazo. De esta forma se reduce o incluso desaparece la aparición de la complicación más frecuente tras el parto: las hemorroides.
La herida practicada para esta operación es extraordinariamente pequeña, prácticamente imperceptible, por lo que no lleva puntos ni tiene, en la práctica, postoperatorio. Las gasas que se dejan como apósito sólo tienen como finalidad realizar una compresión externa que evite o modere el posible hematoma consecuencia de este pequeño corte. El apósito puede retirarse a las pocas horas no precisando, al día siguiente, cura alguna pudiendo realizarse la higiene de esa zona sin precaución especial alguna. El dolor en la próxima defecación suele ser menor al que el paciente solía presentar antes de la operación, desapareciendo de modo progresivo en los próximos días.
Como cualquier intervención quirúrgica, la cecopexia tiene unos riesgos asociados tanto a la intervención quirúrgica como a la anestesia.
En nuestra experiencia nunca se han presentado complicaciones pero la bibliografía médica indica que la cecopexia tiene los mismos riesgos que asociamos a una actuación quirúrgica para operar una apendicitis.
En cuanto a la evolución de los síntomas tras la operación, varios estudios señalan claras mejorías de muchos de ellos y en ningún caso un empeoramiento de los mismos.
En caso de precisar una exploración anal no urgente es aconsejable esperar por espacio de dos meses pues ésta exploración suele ser dolorosa durante este tiempo, aunque el paciente esté sin dolor alguno.
Estas intervenciones se realizan con anestesia local, sin ingreso en clínica. Esta operación no suele precisar baja laboral.
La técnica no precisa reposo alguno y su aplicación es normalmente indolora, aunque suele provocar una sensación de reflejo evacuatorio (tenesmo rectal). Se trata de una sensación falsa en un principio, que puede a los pocos minutos desencadenar una necesidad defecatoria real, esta sensación puede durar dos o tres horas. El paciente se abstendrá de realizar esfuerzos defecatorios importantes durante las tres primeras horas tras la colocación de las anillas. Un sangrado muy escaso suele producirse a raíz de las primeras defecaciones tras la colocación de las anillas.
Es importante no tomar por el espacio de un mes después de cada sesión de ligadura elástica, medicamentos que alteren los mecanismos de la coagulación sanguínea, especialmente los anticoagulantes (heparina, sintrom, etc.) o antiagregantes plaquetarios (tiklid, aspirina, adiro, plavix, etc.) así como gran parte de los medicamentos antiinflamatorios. La existencia de una úlcera a nivel de la colocación de las anillas, entre los quince y veinte días siguientes a la colocación de éstas, podría provocar sangrado importante tal como puede ocurrir en cualquier úlcera de otra localización, si se toman estos medicamentos. Merece especial mención la prohibición del ácido acetil salicílico, componente único o parcial de la aspirina, adiro, couldina, alka seltzer, etc. En caso de precisar un analgésico, por éste o cualquier otro motivo, puede recurrir al uso de nolotil, termalgin, gelocatil, dolagial, etc. La presentación de hemorragia entre los días quince y veinte, contados a partir de una sesión de ligadura elástica es prácticamente inexistente en pacientes que no hayan ingerido medicación que altere la coagulación.
Anteriormente llamado PROCTÓLOGO. Es un Médico Sub especialista que se encarga de atender enfermedades del COLON, RECTO y ANO.
Debe de haber realizado la Residencia Médica completa de CIRUGÍA GENERAL, para posteriormente hacer la Subspecialidad en COLOPROCTOLOGÍA.
El médico proctólogo ve patologías que afectan el colon, recto y ano. El Urólogo se encarga de patologías relacionadas al sistema urinario.
El COLOPROCTÓLOGO al igual que el GASTROENTERÓLOGO ve patologías relacionadas al colon y Recto, sin embargo la diferencia principal es que el COLOPROCTÓLOGO ofrece resolución quirúrgica, en caso de que el tratamiento conservador no sea eficiente.
Muchos pacientes sienten pudor al acudir al COLOPROCTÓLOGO, sin embargo nosotros somos personas éticas, respetuosas, cálidas y muy profesionales. La revisión personalizada de manera temprana es primordial ya que la mayoría de estas situaciones son tratables
Es indispensable para nosotros la revisión meticulosa de los pacientes, ya que las causas del sangrado son múltiples. El auto-medicarse no es recomendable en el ámbito médico ya que se pueden cubrir patologías que de atenderse de manera temprana no llegan a requerir cirugía. Se te invita a que acudes a nuestra consulta.
La cirugía convencional consiste en hacer una incisión en la línea media del abdomen, es muy dolorosa e invasiva, así como relacionarse con mayores riesgos. En su caso se recomienda la cirugía laparoscópica de colon, en esta se hacen pequeñas incisiones en el abdomen para la resección del segmento de colon afectado, además de generar menor dolor, la recuperación es más rápida y se inicia la dieta de forma temprana.
En los pacientes mayores los tejidos de fijación son muy flexibles y mas si tuvo varios partos. Se recomienda que reciba atención especializada ya que se puede complicar la patología y como ya es mayor la gravedad podría ser mortal. Actualmente existen diferentes formas y métodos de tratar patologías colorrectales, te invito a probar alguna de ellas con tu familiar.
El balón intragástrico es una medida temporal para reducir peso de forma significativa que se contempla en 2 situaciones: en pacientes con indicación de operarse pero que debido a su obesidad presentan un alto riesgo quirúrgico; o en pacientes que no precisan operarse en los que el cambio de estilo de vida es poco eficaz.
Con la introducción de un balón de pequeñas dimensiones en el estómago se consigue que el paciente necesite ingerir una cantidad menor de alimento para alcanzar la plenitud gástrica y saciar su apetito.
La colocación de un balón intragástrico sólo puede ser realizada por un médico especialista en Endoscopia Digestiva, y es llevado a cabo preferiblemente bajo anestesia general. Se introduce el balón plegado a través de la boca hasta el estómago. Una vez en el estómago se llena el balón con suero salino mezclado con un colorante. El balón quedará flotando en el estómago, reduciendo de forma significativa su capacidad para alojar alimento. La duración de esta intervención generalmente es menor de 30 minutos, y no suele requerir ingreso hospitalario.
Durante los primeros días el paciente puede experimentar sensación nauseosa y vómitos. Pasado este tiempo estos síntomas tienden a desaparecer y el paciente únicamente notará que se sacia con menor cantidad de comida.
Se suele aconsejar retirar el balón no más tarde de 6 meses. Para ello hay que repetir la endoscopia en quirófano y bajo anestesia general, desinflar el balón y extraerlo por la boca.
El seguimiento requiere fundamentalmente la atención de un equipo de endocrinólogos/nutricionistas que valoren los hábitos nutricionales e intenten proporcionarle nuevas pautas de alimentación, y a que una vez retirado el balón el paciente no recupere el peso perdido. El equipo de psicólogos/psiquiatras se responsabilizará de dar el soporte necesario al paciente antes y después de la colocación del balón. El gastroenterólogo/endoscopista controlará la eficacia del tratamiento y la aparición de posibles complicaciones derivadas de la colocación del balón.
El balón intragástrico no está indicado en todos los pacientes. La idoneidad de colocar un balón intragástrico debe ser valorada por un equipo de especialistas que analizarán sus posibles ventajas e inconvenientes. Se suele aconsejar su colocación sólo en aquellos casos de obesidad en los que el IMC es superior a 30. Los pacientes que más se benefician de este tipo de tratamiento son aquellos que tienen un gran sobrepeso (peso > 40% o > 20-25 kg respecto a su peso ideal). Se contraindica la colocación del balón en personas con intervenciones quirúrgicas previas en el estómago, lesiones gástricas importantes, embarazo, o con dificultades para aceptar el tratamiento y seguimiento.
La eficacia del balón intragástrico como método para perder peso está totalmente demostrada. Se calcula que en pacientes con obesidad importante, la pérdida de peso es cercana a 1 kg a la semana. Sin embargo, hay que insistir en el hecho de que la eficacia a largo plazo, una vez retirado el balón, va a depender de que el paciente modifique sus hábitos dietéticos. Un balón intragástrico es una medida temporal y complementaria a los cambios en el estilo de vida.
Aunque es una técnica segura, todas las intervenciones tienen sus riesgos. Puede ocurrir que el balón se desinfle por un pinchazo y pase al intestino delgado y provoque una obstrucción del mismo. La aparición de laceraciones, úlceras, hemorragias o perforaciones es posible. Existen tratamientos médicos y endoscópicos eficaces para solventar estas complicaciones.
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