27 Jul Prolapso uterino: qué es, síntomas y causas
El prolapso uterino se da cuando el útero cae hacia la vagina a consecuencia de la debilidad del suelo pélvico. En este post verás sus síntomas y causas.
Cuando los músculos y ligamentos del suelo pélvico se distienden y se atrofian, ya no cumplen su función correctamente. Entonces, dejan de aportar al útero el soporte que necesita. A causa de esto, el útero puede llegar a escurrirse hacia la vagina e, incluso, sobresalir de ella.
Este trastorno puede darse en mujeres de todas las edades. A pesar de esto, es más habitual en mujeres posmenopáusicas. En especial si han pasado por algún parto por vía vaginal.
Síntomas del prolapso uterino
El prolapso uterino puede ser leve, moderado o grave. El prolapso leve no suele generar síntomas. El moderado y el grave, sin embargo, sí que dan sintomatología.
El síntoma más habitual es la impresión de tirantez o de presión en la pelvis. Además, si el prolapso es más grave, el tejido uterino puede llegar a asomar a través de la vagina. Si esto se da, el roce con la ropa puede provocar además llagas en la vagina. Estas úlceras, aunque es poco habitual, podrían llegar a infectarse.
Además de todo esto, el prolapso puede provocar problemas urológicos, como incontinencia (pérdidas de orina) o, al contrario, retención. También puede causar problemas intestinales, como dificultad para evacuar.
Por último, pueden darse también otros síntomas molestos y que disminuyen la calidad de vida de la mujer afectada. Por ejemplo, tener impresiones molestas, como la de estar sentada sobre un bulto. También les puede parecer que algo está cayendo por la vagina. La pérdida de tono de los tejidos puede causar además complejos y molestias en relación a la sexualidad.
Todos estos síntomas pueden resultar más incómodos por la tarde-noche, que durante la mañana. Si tienes alguno de ellos, lo mejor es que solicites cita con el médico para que te examine.
Causas
Como hemos apuntado desde un principio, la causa del prolapso uterino es la pérdida de tono de los músculos y tejidos del suelo pélvico. Esto provoca la pérdida de sostén de los órganos pélvicos, entre los que se encuentra el útero.
Por tanto, para ir a la causa real, hay que analizar los motivos por los que se produce ese debilitamiento de la musculatura pélvica.
Las causas más comunes de la debilidad del suelo pélvico en las mujeres suelen ser el embarazo y el parto. En especial, si durante el parto se ha producido algún problema o dificultad, como traumatismos, uso de fórceps, etc. También si el bebé era excesivamente grande.
Sin embargo, existen otras circunstancias que pueden provocar el prolapso uterino, más allá de la maternidad. Entre ellas, se encuentran el sobrepeso u obesidad, el estreñimiento crónico, la tos crónica o bronquitis. Los trabajos o actividades en que se levanta peso habitualmente, también pueden deteriorar el estado de los músculos de suelo pélvico.
Por último, los bajos niveles de estrógenos tras la menopausia, también pueden llegar a debilitar los tejidos musculares.
Existen además factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de sufrir un prolapso. Algunos motivos médicos son la multiplicidad de partos vaginales o el haber pasado por alguna cirugía en la zona de la pelvis. También la genética, como el contar con antecedentes en la familia en que se haya dado la flojedad de los tejidos conjuntivos.
Complicaciones
En muchas ocasiones, el prolapso uterino se encuentra relacionado con el prolapso de otros órganos de la zona pélvica. A continuación listamos otros prolapsos que podrían darse paralelamente al prolapso uterino:
- Cistocele (prolapso anterior): es lo que se denomina también “vejiga prolapsada”. Es cuando la vejiga se descuelga y sobresale por la vagina.
- Rectolete (prolapso vaginal posterior): se da cuando lo que sobresale por la vagina es el recto. Esto seguramente va a provocar dificultades para evacuar.
Prevención
Para evitar la producción de un prolapso uterino, lo mejor es adoptar toda una serie de hábitos saludables. Te los detallamos a continuación:
- Cuida tu tránsito intestinal: evita el estreñimiento mediante una dieta adecuada, ingiriendo alimentos con mucha fibra, como frutas, verduras y cereales integrales. Además es importante beber suficiente líquido para mantener todo el cuerpo hidratado.
- Ejercita tu suelo pélvico: de esta forma fortalecerás los músculos de la pelvis y evitarás los prolapsos. Puedes hacerlo mediante ejercicios de Kegel o utilizado instrumentos, como las bolas chinas. Consulta con tu ginecólogo la mejor forma de mantener esos músculos en forma, especialmente después de los partos.
- Controla tu peso. Trata de mantener un peso adecuado según tu IMC (índice de masa corporal). El sobrepeso actúa negativamente sobre todo tu cuerpo. Recuerda siempre que si necesitas realizar algún plan de adelgazamiento, debe ser guiado y controlado por un médico.
- Cuídate para evitar la tos. Si padeces tos crónica o bronquitis, acude a un médico para ponerle solución. No fumes, además de hacer que tosas más, es altamente nocivo para la salud en general.
- Vigila los pesos que levantas. No te excedas al levantar objetos. Si son demasiado pesados, no debes hacerlo. Si pesan, pero no excesivamente, puedes levantarlos, pero de forma correcta, sin cargar la pelvis, la cintura ni las lumbares.
Tratamiento
El tratamiento del prolapso uterino depende de la gravedad del mismo. Si tienes los síntomas descritos anteriormente, debes acudir a tu centro médico para que te aconsejen el tratamiento más adecuado.
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